Ayacucho: Partitura inédita en Bicentenario
Batalla de Ayacucho, pintura del destacado pintor venezolano Martín Tova y Tovar (1827-1902).
7 de diciembre de 2024 Hora: 19:35
Al Maestro Diego Silva Silva la Providencia y su tenacidad investigativa le hicieron dar con un Himno dedicado a Antonio José de Sucre.
Justo en la antesala de una fecha tan importante como la del Bicentenario de la Batalla de Ayacucho y de la Gloria del personaje protagonista del histórico episodio, ante los ojos del investigador apareció en archivos de la Biblioteca Nacional de Venezuela el mágico apellido: “Sucre”.
El Himno está inédito porque tampoco fue estrenado por su autor. Y así como ya ha plasmado en su extraordinario libro “El Pentagrama y la Espada” la riqueza descubierta en las Canciones Patrióticas, la de nuestra etapa de independencia del coloniaje español, así este himno a Sucre se convierte en otra pieza reveladora en lo social y musical. Será estrenada en vísperas del Bicentenario de la Batalla de Ayacucho, la que comandada por aquél joven cumanés de apenas 29 años, dio al traste para siempre con las ínfulas monárquicas de España en los territorios de la Abya Yala.
Es tan entrañable y apreciado el trabajo investigativo, de creación y docencia de este músico venezolano que de tanta cercanía y valoración del rescate que hace de la memoria musical de Venezuela se confunden el respeto por el Maestro y el afecto por el Amigo.
Polo al Gran Mariscal de Ayacucho
Hallazgo de un Himno Inédito
Conociendo del hallazgo de la inédita partitura, contactamos inmediatamente al Maestro Silva Silva, quien estaba compartiendo con el historiador Pedro Calzadilla, Presidente del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, CELARG, la buena nueva, y el alto directivo le proponía estrenar sin demora esa obra. El CELARG está en su aniversario número 50 y Ayacucho en su Bicentenario, además del Bicentenario de la Ciudadanía Mexicana conferida al Libertado Simón Bolívar.
El Maestro hizo un alto en su febril ajetreo y nos respondió.
“A solicitud de Pedro Calzadilla preparamos un concierto en Homenaje al Bicentenario de la Batalla de Ayacucho, a la carta de ciudadanía que México otorgó a Bolívar y los 50 años del CELARG. Voy a estrenar un Himno a Sucre que recién descubrí, (hace dos meses) decodifiqué el manuscrito, restaurando y orquestando según el estilo y época en Caracas, probablemente entre 1905 y 1910”.
¿Cómo fue este hallazgo?
“Encontré este himno a Sucre, inédito, de comienzos del siglo XX. La música es de Andrés Sosa, pianista excepcionalmente maravilloso que comenzó haciendo conciertos con el gran Delgado Pardo. A Delgado Pardo Guzmán Blanco lo becó para ir a estudiar a Italia y estuvo allá 7 años, pero Andrés Sosa no tuvo esa misma suerte y entonces se quedó haciendo carrera. Era un excelente concertista, y tenía dotes de compositor, pero ¿qué sucede? Al pianista Andrés Sosa le encargan un himno para un centro educativo llamado Antonio José de Sucre, pero él no hizo lo que normalmente haría cualquier compositor que es un himno de fácil asimilación que se pueda cantar en los actos de apertura y cierre de un plantel. Él escribió una obra muy trascendente. Tiene una textura de coral densa, contrapuntística, muy bien elaborada, tiene un solo de tenor, un solo de soprano pero además tiene un interludio instrumental y además tiene una introducción. Quiero decir que eso no es un himno: eso es una obra, pues”.
“Al manuscrito lo traté con mucho cariño, me ví allí y ví que él tenía muchas abreviaturas. Hay cosas que Sosa no colocó pero que están en otras voces. Por ejemplo, hay una parte de las voces del bajo, del cantante, donde hay un silencio larguísimo, y me dije: esto es imposible, y resulta que en la parte grave del piano está la parte del bajo cantante, y en una parte aparece y en otra parte no aparecen otras cosas, significa que estaba trabajando rápido, porque uno entiende que lo que está en la primera parte está en la segunda. Entonces quedé con la obra, la decodifiqué, la armé y luego hice una orquestación, sin agregarle absolutamente una nota. No le agregué secuencias ni nada. Lo que está allí es lo que escribió el compositor, solo que está en un plano orquestal. El texto es de un señor que no conozco, Arturo Sarría”.
¿Conoce usted de antecedentes de música académica dedicada al Gran Mariscal de Ayacucho, bien en Colombia, Ecuador, Perú o Bolivia? ¿Alguna inmediatamente posterior a la Victoria de Ayacucho?
“Yo no hablo de música académica sino de tradición escrita y del entorno académico. Sí. Juan Francisco Meserón escribió y fue el primero que apenas triunfa Sucre lo hizo aquí, en Venezuela para el 19 de abril de 1825, a cuatro meses del triunfo. En su obra ya nombra a Ayacucho. Luego le encargan una obra a José María Isaza. Estamos hablando del siglo XIX. Posteriormente a eso tenemos la que vamos a estrenar que era absolutamente desconocida, pero otros compositores, por lo menos en Venezuela han escrito obras relacionadas con Antonio José de Sucre. Hay una muy importante que es la que escribió el maestro Luis Morales Bance titulada “Berruecos”, para narrador y orquesta, una obra realmente excepcional.
¿A qué podría deberse que no haya tantas obras del entorno académico dedicadas a la Victoria de Ayacucho?
Toda la gesta Independentista, casi todo giró en torno a la figura de Bolívar. Hay un poeta colombiano que escribió “Todo lleva tu nombre”, y eso es una verdad verdadera. Bolívar es el paradigma de la época; se hacía apología al jefe Supremo porque en definitiva Sucre sí es un gran hombre de la historia, un gran General que actuó según la estrategia y las órdenes de Bolívar. Entonces esa es la razón por la que la mayoría de los compositores han hechos obras fundamentalmente a Bolívar”.
La música popular venezolana está repleta de homenajes a Sucre, con mención a Ayacucho. ¿Por qué no la del entorno de la música académica?
Quisiera que revisara los programas de los conciertos de las orquestas sinfónicas en Venezuela, la de los teatros y de la mayoría de los solistas y vea la inclinación que tiene ellos en relación a los repertorios. No son muy proclives ni siquiera a tocar la obra de los compositores nuestros de la tradición escrita”.
Palabras por Ayacucho
Glorioso Antonio José
«¡Soldados!, de los esfuerzos de hoy depende la suerte de América del Sur; otro día de gloria va a coronar vuestra admirable constancia. ¡Soldados!: ¡Viva el Libertador! ¡Viva Bolívar!” (Antonio José de Sucre. Ayacucho, 9 de diciembre de 1824, antes de la Batalla)
«En la sublime expectación de esta mañana, el tumulto de sus golpes de armonía fue para nosotros licor de gloria y sentíamos que fundía el corazón de 6.000 hombres en uno solo ardiente y grande como la América». (Manuel Antonio López, Recuerdos Históricos de la Guerra de la Independencia, Lima, 1919)
“La música popular enardecía a los soldados a la hora de los combates. La Guaneña, canción revolucionaria de Neftalí Benavides, con música de Nicanor Díaz, un bambuco del sur de Colombia constituyó un factor decisivo del triunfo patriota en la batalla de Ayacucho, ante el cerro de Cundurcunca el 9 de diciembre de 1824. Dice la mitología… La Guaneña es la fuerza mestiza y bandida, el sentimiento popular soplado en cobres prestados, expropiados a los europeos y a los criollos ricos”. (Eduardo Escobar, Fuga Canónica. Medellín. 2002)
“La Batalla de Ayacucho es la cumbre de la gloria americana, y la obra del general Sucre. La disposición de ella ha sido perfecta, y su ejecución divina. Maniobras hábiles y prontas desbarataron en una hora a los vencedores de catorce años, y a un enemigo perfectamente constituido y hábilmente mandado. Ayacucho es la desesperación de nuestros enemigos. Ayacucho semejante a Waterloo, que decidió del destino de Europa, ha fijado la suerte de las naciones americanas. Las generaciones venideras esperan la victoria de Ayacucho para bendecirla, y contemplarla sentada en el trono de la libertad, dictando a los americanos el ejercicio de sus derechos, y el imperio sagrado de la naturaleza.
«El General Sucre es el Padre de Ayacucho: es el redentor de los hijos del Sol; es el que ha roto las cadenas con que envolvió Pizarro el imperio de los Incas. La posteridad representará a Sucre con un pie en el Pichincha y el otro en el Potosí, llevando en sus manos la cuna de Manco-Capac y contemplando las cadenas del Perú rotas por su espada. (Simón Bolívar. Lima 1825).
“Aquel fue hombre solar, y no se piensa en él sin vida y resplandor. Sus victorias eran puras; su amistad, viril; su corazón, de alas; su muerte, súbita y sombría, como la puesta de la luz. Por él parecen reales, aun a quien lleva los ojos sin vendas, las peleas de los dioses, y aquellos escudos de oro que bajaban del cielo a defender a los héroes. Amó la América, y la gloria, pero no más que la libertad. La prosa que lo cante ha de ser apretada y movible, como sus batallones cuando daba en ellos el sol: y su oda, como el eco, que va de monte en monte, por las crestas blancas de los Andes”. (José Martí. Periódico Patria, Nueva York, 26 de enero de 1895)
Sucre, la Película, escrita producida y dirigida por Alida Ávila.
“¡De rodillas, oh pueblo boliviano,
ante el gigante de tu ilustre historial!
¿Lo ves? Es Sucre, el hijo de la gloria.
Fuerte, constante, altivo, sobrehumano,
de Ayacucho inmortal en la victoria,
él te arrancó la marca infamatoria
que te impusiera el despotismo hispano”.
(Guillermo Loayza. Poeta boliviano. Sucre, 1870-1924)
Autor: teleSUR - Lil Rodríguez